martes, 3 de julio de 2007

EL DESAFÍO DE LA DIVERSIDAD EN BOLIVIA

Bolivia se caracteriza por una gran diversidad cultural: etnias, tradiciones, lenguas y culturas que constituyen un capital de enorme riqueza para el desarrollo de la sociedad y las personas, aunque no siempre tienen el reconocimiento y la valoración que merecen en el ámbito escolar y social.

La diversidad cultural, que es una riqueza para el país, coexiste con dimensiones de inequidad y exclusión. En este sentido, la persistencia de la pobreza y la rigidez distributiva tienen “color y raza”, lo que ha dificultado la constitución de una sociedad más integrada. La desigualdad de oportunidades educativas en función del origen socioeconómico de los/as alumnos/as es altamente significativa y la pobreza está vinculada a colectivos —pueblos originarios o migrantes— que sufren un grado tal de discriminación que los ubica en una situación de gran vulnerabilidad, desigualdad y exclusión.

Por ello, uno de los grandes desafíos del país es lograr que todos los/as niños/as y jóvenes accedan a una educación básica de calidad y que completen sus años de estudio. Y no es que la educación, por sí sola, pueda acabar con las desigualdades a las que hacíamos referencia, pero sin duda puede contribuir de una manera significativa a su superación y a la transformación de los factores que originan marginación.

La puesta en práctica de una educación en y para la diversidad implica la formación de recursos humanos, a partir de la implantación de una modalidad educativa intercultural en la que se considere, entre otros aspectos, una currícula abierta y flexible. De esta manera se puede dar satisfacción a las necesidades educativas de una sociedad intercultural y multilingüe como la boliviana.

Para reflexionar sobre la diversidad partiremos de la presencia de ésta en todos los ámbitos y niveles del sistema educativo. Podemos percibirla claramente entre los/as niños/as y jóvenes de nuestros centros educativos, y de igual forma en los espacios propios de la formación de formadores como son los INS. También podemos ver la diversidad existente entre los propios centros educativos en función de su propio contexto, de su historia y de la comunidad que la compone

Tomar en consideración dicha diversidad, no para adaptarse al entorno sino para contribuir a su transformación, es algo especialmente importante y decisivo en la sociedad de la información en la que ya estamos ubicados (Castells, 1997-1998). Para ello es necesario no renunciar a la búsqueda de elevadas metas de aprendizaje para todo el alumnado y propiciar un alto nivel de participación en esta tarea por parte de los diferentes agentes sociales que convergen en la escuela: alumnado, profesorado, familias y demás agentes sociales y comunitarios (Elboj,
Puigdellívol, Soler, Valls, 2002). Ésta será la manera de atender la diversidad con la finalidad
de conseguir una escuela de calidad para todos y todas.

1. Factores que condicionan el sistema educativo boliviano

A pesar de la implantación de las leyes a favor de una educación en y para la diversidad, en la práctica existen grandes vacíos que es necesario cubrir. Como punto de partida, recordaremos uno de los grandes retos del país en materia de educación:

La Reforma Educativa Boliviana N.º 1565, del 7 de julio de 1994 establece como finalidad:
El derecho a acceder a la educación sin restricciones ni discriminaciones de etnia, de cultura, de región, de condición social, física, mental o sensorial, de género, de credo o de edad, brindando oportunidades para todos los/as bolivianos/as.

Para afrontar este gran reto es imprescindible identificar aquellas condiciones sociales, políticas y económicas de las que depende que la educación en y para la diversidad y en equidad sea una realidad. Expondremos a continuación algunos aspectos clave que nos pueden ayudar a comprender el complejo contexto social de Bolivia y algunas de sus repercusiones en el ámbito educativo:

• Factores de carácter socio-económico. Los rendimientos escolares están influidos no sólo por factores pedagógicos, sino también por otros de carácter social y económico que pesan muchísimo más, como son la pobreza, el infradesarrollo de las zonas rurales del país y el grado de escolaridad de las madres y los padres y de la población en general.
Veamos a continuación algunos de ellos:
– Ruralidad, etnicidad indígena y pobreza. La alta correspondencia entre ruralidad, etnicidad indígena y pobreza pone de manifiesto la situación de riesgo de exclusión social de gran parte de la población del país.
– Inequidad de Género. La persistencia de inequidad de género se concentra en áreas rurales. Las mujeres indígenas siguen siendo sistemáticamente excluidas de la educación; los bajos promedios de escolaridad que tienen los niños rurales se reducen muchas veces a la mitad o menos en el caso de las niñas.
– Precariedad educativa en los medios rural e indígena. El medio rural, las poblaciones indígenas y las personas con necesidades educativas especiales han avanzado mucho menos en lo educativo que las áreas urbanas y las culturas sociales dominantes.
– Desigualdades de origen social. Las desigualdades de origen social siguen siendo importantes; veamos los siguientes datos de dos estudios diferentes:
a. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), es posible afirmar que los/as niños/as procedentes de hogares con bajo nivel educativo tienen muchas menos posibilidades de alcanzar niveles avanzados de escolaridad; la probabilidad de que los hijos repitan el bajo nivel educativo de sus padres puede ser en algunos casos del 58% y hasta del 60%. Otras cifras indican que 7 o más de cada 10 hijos de universitarios llegan a estudiar en universidades, mientras que sólo lo hacen 2 o menos de cada 10 hijos de personas con bajos niveles de educación (PNUD, 1998).
b. Los resultados preliminares del estudio sobre transmisión intergeneracional de la pobreza realizado por Tarsicio Castañeda y Enrique Aldaz-Carroll para el Banco
Interamericano de Desarrollo (basados en datos de encuestas realizadas a los mismos hogares en 1985 y 1994 en La Paz), indican que “el 28% de los niños de hogares en los que el jefe o la jefa del hogar no han completado la instrucción primaria terminan su educación secundaria, mientras que el 65% de los hogares en los que el jefe o jefa del hogar han completado su ciclo primario terminan la secundaria. Para los niños de sectores pobres, la tasa de estudios secundarios concluidos tiene una correlación inversa con el número de hermanos y otra positiva con el nivel educativo de la madre” (Castañeda y Adaz, 1999).

En síntesis, los estudios anteriores reflejan los resultados de los sistemas de medición de calidad que han comenzado a aplicarse en los últimos años. Ellos muestran una segmentación del rendimiento escolar, que coloca en desventaja a los/as alumnos/as provenientes de familias de bajos ingresos y de bajos niveles educativos.

Por tanto, existe una relación directa entre el rendimiento académico y el estrato sociocultural de los/as niños/as; asimismo, el rendimiento tiene una relación directa con la dotación de materiales didácticos, los procesos pedagógicos y el monto de insumos financieros destinados a la escuela. Añadamos a todo ello que el rendimiento de las escuelas rurales es menor al del promedio de escuelas del país, y que las escuelas de administración pública logran puntajes más bajos que las privadas, tanto en Bolivia como en la mayoría de los países de nuestra zona.

• Cambio en las políticas educativas: de un sistema segregador a un sistema integrador.
En Bolivia, se parte de un sistema educativo que históricamente ha sido segregador respecto a los diversos grupos étnicos, culturales y de las personas con necesidades educativas especiales. En este sentido, la educación para las personas desde su origen sociocultural o desde sus necesidades educativas ha sido restringida, segregadora y rotuladora desde sus inicios. La transición hacia un modelo educativo integrador, en el marco de la Reforma Educativa, se convierte en un proceso de transformación del sistema educativo imprescindible para el que es necesario repensar todo el sistema educativo: políticas educativas, modelos pedagógicos, valores, currículas, etc.


REFLEXIONE A PARTIR DEL SIGUIENTE ENUNCIADO:

Los rendimientos escolares están influidos no sólo por factores pedagógicos, sino también por otros de carácter social y económico que pesan muchísimo más, como son la pobreza, el infradesarrollo de las zonas rurales del país, y el grado de escolaridad de las madres y los padres y de la población en general.

¿Está de acuerdo? ¿Por qué?

¿Desde el ámbito educativo, qué necesidades considera que son más importantes abordar en las zonas rurales? ¿Y en las zonas urbanas?